Experiencias de la infancia.
Definición:
Uno de los lugares que recordamos
con mayor facilidad es la casa de nuestra infancia. Esa baldosa movible en el
rincón de nuestro cuarto donde guardábamos los confites, la escalera donde
siempre nos tropezábamos, el patio donde jugábamos a las canicas.
Por algún extraño juego de la
naturaleza, los recuerdos de la infancia son los que más atesoramos y los que
con mayor claridad se colorean en nuestra mente. Se meten hasta en nuestra cama, y aunque a lo largo de nuestra vida conocemos mil escenarios diferentes,
la mayoría de nuestros sueños y pesadillas se desarrollan en esa calle donde
solíamos jugar a las Escondidas.
Sería insensato de nuestra parte
no aprovechar en la escritura creativa esta fuente de inspiración infinita.
Ejercicio.
En esta ocasión dividiremos el ejercicio en tres partes.
Primero iremos al pasado y
escogeremos un evento de nuestra niñez. No interesa que parezca intrascendente:
La compra de nuestra primera bicicleta, el primer beso, cuando ganamos nuestro
único 5 en matemáticas, cuando nos peleamos y nos reventaron la nariz, el día
que la profesora que parecía una bruja nos citó a su despacho, la vez que nos
montamos a robar mangos del árbol de la vecina loca...
Lo segundo que haremos será
distorsionar nuestros recuerdos, de una forma muy sencilla, al evento escogido
le haremos la pregunta ¿¿¿Qué hubiera pasado si…???
Y la tercer parte será responder
la pregunta.
Eso es todo. De allí sacaremos
una gran historia.
Requisitos:
No es que esté Prohibido, pero
sería bueno si no escribiéramos sobre una niñez feliz. Y no es porque sea un
mal cliché, sino porque es el camino fácil y no hay un reto creativo allí.
Intentemos cambiar la imagen de esa madre protectora y sabia, por una madre
humana con aspectos dignos de imitar, pero con las maldades que tenemos todos
en el corazón.
Por maromas del tiempo evocamos
la niñez como un periodo feliz. Quizás sea verdad, aun así como escritores
creativos tenemos la responsabilidad de ver las dos caras de la moneda. La felicidad siempre amenazada por la desgracia. Y los momentos malos acompañados
de esperanza.
Recomendaciones.
A veces guardamos detalles de
nuestra vida que nos parecen
intrascendentes o comunes, pero que ante los ojos de otras personas son únicos.
Por ejemplo, toda la infancia me crie con un primo que se llamaba Somer, para
mí ese nombre era el más común del mundo, desde niño la había escuchado todos
los días. La realidad es que en el medio
que me desenvuelvo ese nombre es muy
raro. Yo solo me di cuenta de esa peculiaridad cuando lo nombraba y la gente
pensaba que era un apodo.
Todos tenemos rarezas familiares
que son joyas literarias, busquémoslas y a Escribir se ha dicho.
Todos ejercicios de escritura creativa AQUÍ.
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