jueves, 21 de junio de 2018





Uno de los consejos más frecuentes que dan los escritores, a aquellas personas que se deciden a entrar en el mundo de la escritura, es el de leer mucho. Algunos incluso dicen que no hay que leer como una persona normal, sino que se tiene que ser obsesivo con la lectura, de tal forma que se puedan leer montones de libros, de todos los estilos y de todos los géneros.
Así pues, el interrogante a resolver es ¿cómo leer de la forma más adecuada, de tal manera que nos pueda ayudar para mejorar en nuestra escritura?
A continuación veremos algunas ideas que intentan resolver esta cuestión. Sin más, vamos a ello.

1. Crear el hábito de la lectura.
Para lograr ser excelentes escritores, con la capacidad de plasmar escenas perfectas sobre la hoja en blanco, tenemos que leer con consistencia. No nos podemos dar el lujo de ser el tipo de lectores que una temporada lee todo lo que se pone al frente, para luego caer en largos periodos sin tomar un libro en las manos.  Así que, si aún no lo tenemos, es necesario crear un saludable hábito de lectura. Para ello se deben fijar objetivos concretos. por ejemplo, leer todos los días como mínimo media hora.
A continuación, es necesario que reservemos un momento del día para la lectura y en la medida de lo posible respetarlo siempre. En caso de ser necesario, debemos considerar darnos pequeñas recompensas cuando cumplamos con la meta programada.

2. Disfrutar de la lectura.
Uno de los errores más grandes que podemos cometer, cuando queremos afianzar un hábito de lectura fuerte y, así nutrirnos como escritores, es el de leer cosas que no nos interesan del todo, o insistir con lecturas para las que no estamos listos.
No importa que tan popular o bien calificado sea un libro, no interesa si es un clásico de la literatura universal o un best seller, si una lectura en particular no nos llega, lo mejor es dejarla a un lado. La realidad es que hay una infinidad de libros que de seguro pueden sintonizar mejor con nuestra personalidad, así que no vale la pena perder el tiempo con algo que no nos llena.
Ser un escritor es una profesión muy pasional, así que debemos leer libros que al finalizarlos nos carguen de pasión y motivación.


3. Escoger lo que se leerá.
De los miles de títulos que intuimos que sintonizan con nuestros gustos literarios, debemos saber escoger los libros que puedan nutrir de mejor manera nuestra forma de escribir.
La pregunta es ¿Cómo escogemos las lecturas, que mejor se adaptarán a nuestro propósito de ser escritores?
En este punto muchos coinciden en que hay que leer tanto libros buenos, como aquellos de dudosa reputación. Lo concreto es que debemos hacer listas de libros a leer. Hacer una lista de 20 a 50 títulos es una buena idea. Ya que nos puede dar una referencia respecto a sobre que estilos vamos a profundizar.  
Claro, ese listado debería tener un orden lógico. Por ejemplo, darle prioridad a libros que hayan ganado un reconocimiento especial, como libros de ganadores del premio Novel de literatura, o libros referentes de un género en particular. O cualquier criterio que nos ayude a darle prioridad a los mejores libros posibles para nosotros.   

4. Hacer anotaciones.
A muchos les parece un acto blasfemo escribir encima de las páginas de un libro. Pero la verdad es que los espacios en blanco dentro de los libros son una puerta abierta para hablar con cada libro. En nuestra misión de ser escritores debemos aprovechar cada espacio de nuestra lectura para aprender nuevas técnicas de escritura o consolidar las que ya manejamos.
Así por ejemplo, nos podemos concentrar en ver como un escritor hace evolucionar un personaje, marcando las páginas donde se muestra cada uno de los eventos que provocan que el personaje se transforme en alguien diferente del que era al principio.
Si hacemos buenas anotaciones de los personajes, las tramas, los giros, las escenas, la forma de narrar; ya sea en el mismo libro o en libretas aparte, sobre diferentes estilos de como un escritor desarrolla algún aspecto concreto de escritura, esto nos ayudará en el momento de escribir nuestras historias.

5. Releer.
Las mejores anotaciones se hacen sobre historias de las cuales ya se conoce el final. de allí la importancia de releer.
Muchos creerían que, por ya conocerse el final de la historia, releer se tornará en un proceso aburridor y pesado. Nada más lejos de la realidad. Si escogemos historias que han capturado nuestras emociones, el proceso de relectura en muchos casos se vuelve incluso más gratificante que la lectura inicial.
Además, como ya conocemos la historia, se nos plantea el escenario perfecto para detenernos en detalles que en la primera lectura pasaron desapercibidos, pero que son la clave para entender cuales son las reales intenciones del escritor al ponerlas allí.      

Una excelente relectura, donde hacemos buenas anotaciones, nos lleva a descubrir parte de los recursos que emplean otros escritores en sus historias, y que podemos aplicar a las nuestras.

6. Leer en voz alta.
Un gran número de escritores afirman que no se escribe con las manos, sino con el oído. Dicen, que al igual que el músico que se entrena para saber cuándo una nota esta desafinada, se debe desarrollar el oído de escritor, para detectar cuando algo que escribamos no armoniza de la forma adecuada.
Desarrollar el oído de escritor se logra de una sola manera.: leyendo en voz alta. Lo que quiere decir que en nuestra rutina de lectura diaria, deberíamos leer al menos 10 minutos en voz alta. Claro, esta lectura en voz alta se debería hacer sobre todo con libros de mucha calidad literaria. Después de un buen periodo de tiempo leyendo en voz alta, nuestro oído sabrá diferenciar de algo que está correctamente escrito de algo que no lo está. Así, cuando leamos en voz alta la historia que estemos creando, podremos encontrar las partes que no suenan bien.

7. Copiar con descaro.
Es evidente que debemos encontrar nuestro propio estilo de escritura. Pero, sobre todo si estamos empezando, lo más sensato es tratar de imitar a los que saben. Así que mientras leemos, no hay nada de malo en anotar que cosas deseamos copiar de nuestros libros o escritores favoritos. Lo interesante de esto, es que con el tiempo, esos rasgos que hemos tomado prestados para nuestras historias, se irán disolviendo en nuestra propia voz, e incluso acabaremos por desechar muchos de ellos. Pero, al principio, imitar a un escritor que nos gusta es un incentivo para escribir, una manera de mejorar y una forma de aprender. Así que mientras leemos debemos pensar ¿Qué de lo que estoy leyendo, puede mejorar la historia que estoy escribiendo o pienso escribir?
En fin, si seguimos estos siete consejos con paciencia, pasión y perseverancia, de seguro desarrollaremos un gran instinto crítico sobre todo lo que leemos, sacando todo el jugo a cada libro que pase por nuestras manos. Así aprenderemos una gran cantidad de recursos de escritura, que podremos aplicar en nuestras propias obras.

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Muchas gracias y hasta la próxima.



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