Maestros de Escritura Creativa #1.
En esta entrada (y en las
relacionadas) le daremos la palabra a los distintos maestros de escritura creativa, que de alguna manera han recorrido el camino que pretendemos
transitar. Todos con un alto grado de fama bien ganada. Este material lo he
recogido de entrevistas en periódicos, en la red, en libros y en vídeos, así
que en la medida de lo posible trataré de citar la fuente de donde saqué la
información.
Evidentemente el material es algo abundante,
por ello lo subiré poco a poco, empezando con las entradas que yo considero son las más
importantes de conocer, aunque comprendo que en temas de gustos nadie tiene la
última palabra.
Ray Bradbury |
Sin más preámbulos, nuestro
primer invitado será Ray Bradbury, el famoso creador de crónicas marcianas, con
un decálogo tomado del portal de noticias www.abc.es, espero que lo disfruten,
porque es de excelente calidad.
Decálogo.
1. Yo no inventé el futuro:
«Se me han acercado japoneses
para ponerme un walkman en las orejas y decirme: "¡Con Fahrenheit 451
usted inventó esto, señor Bradbury!” Mi respuesta fue: "No, gracias".
Estamos rodeados de demasiados juguetes tecnológicos, con Internet, los ipod,
los ipad… La gente se equivocó. Yo no traté de prever, sino de prevenir el
futuro. No quise hablar de la censura sino de la educación que el mundo tanto
necesita. Podemos salvar a Estados Unidos, gracias a los niños, si les
enseñamos a leer y a escribir a partir de los 3, 4, 5 años para que lleguen a
la escuela primaria sabiendo leer. Después, es muy tarde. Cuando en realidad,
ya desde muy pequeños, queremos leer las palabras de las historietas».
2. Escribo por amor:
«Lo que funda toda escritura es
el amor, es hacer lo que amamos y amar lo que hacemos. Y olvidarse del dinero.
En mis comienzos, yo ganaba 30 dólares por semana, y mi novia era rica, pero le
pedí que hiciera voto de pobreza para casarse conmigo. No teníamos ni automóvil
ni teléfono, vivíamos en un departamento pequeño en Venice, pero la estación de
servicio de enfrente tenía una cabina telefónica. Iba corriendo a atender
cuando sonaba y la gente creía que me llamaba a mi oficina. Yo les repito:
“Rodéense de personas que los quieran, y si no los quieren, échenlos. No hay
necesidad de ir a la Universidad, donde no se aprende a escribir. Vayan más
bien a las bibliotecas”. Yo escribí Fahrenheit 451 porque había oído hablar del
incendio de la biblioteca de Alejandría y de los libros quemados por Hitler en
Berlín. Escribo todos los días, cada mañana, desde hace setenta años. ¡No paro!
Y escribo para el teatro desde hace cuarenta y cinco años; me encanta».
3. No leo ciencia ficción:
«Me he pasado los últimos setenta
años de mi vida jugando porque para mí la literatura no es un trabajo. Si leo
ciencia ficción cometería incesto. Quien se dedica a leer en el campo en el que
escribe o trabaja es un mal escritor. Raymond Chandler, maestro de la novela
negra, bebió en las fuentes de William Shakespeare, Pirandello, Lorca».
4. Amo la poesía:
«He leído muchísima poesía a lo
largo de mi vida y, como es metafórica, simbólica y sensorial, me ha servido de
agran ayuda en mi trabajo. Recuerdo un ensayo de José Luis Garci titulado Ray
Bradbury, humanista del futuro. Olvidándose de clichés y tópicos al uso, José
Luis Garci supo reflejar el hecho de que uno no es solo un escritor de ciencia
ficción, yo no me considero así, sino que puede ser perfectamente un hombre al
que le gusta el teatro, la poesía, la cultura, en general, que siempre es
maravilloso.
5. Hay que tener mucho cuidado con los intelectuales:
«En mis obras no he tratado de
hacer predicciones acerca del futuro, sino avisos. Es curioso, en mi país cada
vez que surgía un problema de censura salía a relucir como paradigma de la
libertad Farenheit 451. Los intelectuales, ya sean de derechas o de izquierdas,
siempre tienen miedo a lo fantástico porque les parece tan real ese mundo que
creen que estás intentando engañar y, evidentemente, así es. Creen que es malo
para los niños vivir en un mundo de fantasía cuando en realidad es bueno: todos
tenemos una vida interior fantástica muy rica. Vivimos en un mundo que nos
absorbe con sus normas, con sus reglas y la burocracia, que no sirve para nada.
Hay que tener mucho cuidado con los intelectuales y los psicólogos, que te
intentan decir lo que tienes que leer y lo que no».
6. Mi esqueleto resultó ser Steinbeck:
«Yo aprendí a leer a los tres
años para disfrutar de las caricaturas. Amo las tiras cómicas, las caricaturas
de los domingos y tuve un libro de cuentos de hadas cuando cumplí los cinco
años, y me enamoré de la lectura, y de todas esas maravillosas historias como
La bella y la bestia y Jack y la habichuela mágica. Así que comencé con la
fantasía. A los tres años ví mi primera película y me enamoré de El Jorobado de
Notre Dame. Esperaba crecer para ser jorobado. Después, con cinco años vi El
fantasma de la ópera, con Lon Chaney, y cuando tenía seis vi una película de
dinosaurios, y los dinosaurios llenaron mi vida. Cuando tenía treinta y tres
años trabajé en Moby Dick porque me había enamorado con seis de los dinosaurios.
Mi gran influencia fue John Steinbeck. Leí Las uvas de la ira con diecinueve
años y me dí cuenta de que había aprendido de ellas y Steinbeck resultó ser mi
esqueleto».
7. La vida es un don:
«Y así debemos disfrutarla. Esta
es una oportunidad gloriosa. Sólo estaremos aquí una vez. He tenido la
oportunidad de escribir cada vez que siento que tenía un propósito. ¿Y cuál fue
mi objetivo cuando escribí tal o cual artículo? Escribir el mejor artículo que
se haya escrito hasta ese momento, escribir la mejor historia nunca publicada.
No sé si lo habré logrado. Ustedes, mis queridos lectores, deciden».
8. Encontré mi amor en una librería:
«Conocí a una hermosa muchacha en
una librería, se me acercó y la invité a un café. La llevé a cenar y me enamoré
de ella, y de los libros que tenía. La tomé y le pedí casamiento un año después
porque yo no tenía nada, y ella era una chica rica. Y dejó todo su dinero para
convertirse en pobre como yo. Estaba en desventaja sin teléfono, sin coche,
pero vivimos del amor, de los libros, y de mi escritura. Esa es la respuesta de
la vida. Si pueden encontrar una persona para amar que ame la vida tanto como
ustedes atrápenla fuerte y cásense con ella. No tengan la menor duda».
9. Aprender de la Historia:
«Debemos aprender de la Historia
acerca de la destrucción de libros. Cuando yo tenía quince años Hitler, quemó
libros en las calles de Berlín. Eso me aterró porque era un bibliotecario
(hombre de libros) y estaban tocando mi vida, todas esas grandes obras, toda
esa gran poesía, todos esos maravillosos artistas, esos grandes filósofos.
Luego me enteré de que Rusia estaba quemando libros "detrás de
escena", de tal forma que la gente no se enteraba. Y estaban matando a los
autores. Y aprendí que si no tienes libros no puedes ser parte de una
civilización ni de una democracia».
10. Mi obituario:
«Aquí yace Ray Bradbury, un tipo
que amó completamente la vida»
Espero que hayas disfrutado y
aprendido de este maestro tanto como yo le hice.
Gracias por leer hasta el final.
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