domingo, 27 de abril de 2014

Maestros de escritura creativa #2.


En esta entrada seguiremos con la exploración de los pensamientos de los grandes maestros de la escritura creativa. Desde ya podemos intuir que cada escritor tiene formulas y consejos únicos, muchas veces muy diferentes entre sí.  Entonces ¿¿¿Cuál de todos los puntos de vista es el  correcto???

Aunque sonará diplomático, la respuesta es que TODAS las opiniones sobre el cómo abordar la escritura tienen algo de razón, lo que no quiere decir que todas nos sirvan. El trabajo de cada quien consiste en encontrar y obedecer las voces que le sean afines, y desechar el resto, aunque suenen atractivas. De allí la importancia de leer a muchos autores.

Pero no sigamos con diatribas y escuchemos la voz de Horacio Quiroga, nuestro invitado de esta ocasión, con el decálogo del perfecto cuentista.  Quizá en él encontremos algo que nos ayude a crecer como escritores.        

Horacio Quiroga

Decálogo del perfecto cuentista.


I


Cree en un maestro -Poe, Maupassant, Kipling, Chejov- como en Dios mismo.

II


Cree que su arte es una cima inaccesible. No sueñes en domarla. Cuando puedas hacerlo, lo conseguirás sin saberlo tú mismo.

III


Resiste cuanto puedas a la imitación, pero imita si el influjo es demasiado fuerte. Más que ninguna otra cosa, el desarrollo de la personalidad es una larga paciencia

IV


Ten fe ciega no en tu capacidad para el triunfo, sino en el ardor con que lo deseas. Ama a tu arte como a tu novia, dándole todo tu corazón.

V


No empieces a escribir sin saber desde la primera palabra adónde vas. En un cuento bien logrado, las tres primeras líneas tienen casi la importancia de las tres últimas.

VI


Si quieres expresar con exactitud esta circunstancia: "Desde el río soplaba el viento frío", no hay en lengua humana más palabras que las apuntadas para expresarla. Una vez dueño de tus palabras, no te preocupes de observar si son entre sí consonantes o asonantes.

VII


No adjetives sin necesidad. Inútiles serán cuantas colas de color adhieras a un sustantivo débil. Si hallas el que es preciso, él solo tendrá un color incomparable. Pero hay que hallarlo.

VIII


Toma a tus personajes de la mano y llévalos firmemente hasta el final, sin ver otra cosa que el camino que les trazaste. No te distraigas viendo tú lo que ellos no pueden o no les importa ver. No abuses del lector. Un cuento es una novela depurada de ripios. Ten esto por una verdad absoluta, aunque no lo sea.

IX


No escribas bajo el imperio de la emoción. Déjala morir, y evócala luego. Si eres capaz entonces de revivirla tal cual fue, has llegado en arte a la mitad del camino

X


No pienses en tus amigos al escribir, ni en la impresión que hará tu historia. Cuenta como si tu relato no tuviera interés más que para el pequeño ambiente de tus personajes, de los que pudiste haber sido uno. No de otro modo se obtiene la vida del cuento.

Aunque todos los mandamientos de este decálogo son magníficos,  me quedo con el IV: "Ten fe ciega no en tu capacidad para el triunfo, sino en el ardor con que lo deseas. Ama a tu arte como a tu novia, dándole todo tu corazón"... Porque no existe mejor manera de abordar este camino sino es con toda nuestra pasión.

Gracias por leer hasta el final.

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