lunes, 28 de abril de 2014

 Maestros De Escritura Creativa #3.


Muchos lo considerarán uno de los mejores escritores que ha parido la humanidad, otros un simple comerciante que sabe hacer de sus escritos una mina de oro al por mayor. Pero pensemos lo que pensemos, casi todos coincidimos que el señor Stephen King es un ejemplo de constancia y de trabajo duro, sus más de 70 libros así lo atestiguan. Por ello me pareció de gran importancia tenerlo en esta entrada.

De la infinidad de consejos y entrevistas que se pueden encontrar en la red, la que presento a continuación tomada de www.yorokobu.es es, a mi criterio, una de las más completas. Tengo que admitir que está un tanto larga, pero vale la pena, porque aparte  de que se disfruta leyendo a este maestro  se aprende una barbaridad… No digo más.

16 consejos de escritura por Stephen King.


 

1. sobre el trabajo de escribir.


“Si no tienes ganas de trabajar como una mula será inútil que intentes escribir bien. Confórmate con tu medianía y da gracias de tenerla por cojín. Existe un ‘muso’, pero no esperes que baje revoloteando y esparza polvos mágicos creativos sobre tu máquina de escribir u ordenador. Vive en el subsuelo. Es un habitante del sótano. Tendrás que bajar”.

2. Leer Mucho… Mucho.

 

“No conozco ninguna manera de saltárselas. No he visto ningún atajo. Yo soy un lector lento, pero con una media anual de setenta u ochenta libros, casi todos de narrativa. Leemos para conocer de primera mano lo mediocre y lo infumable. También leemos para medirnos con los buenos escritores y los genios y saber hasta dónde se puede llegar. Y para experimentar estilos diferentes”.

“Si no tienes tiempo de leer es que tampoco tienes tiempo de escribir. Yo nunca salgo sin un libro y encuentro toda clase de oportunidades para enfrascarme en él. El truco es aprender a leer a tragos cortos, no solo largos”.

3. Lo Que Enseñan Los Libros Malos.


“Leyendo prosa mala es como se aprende de manera más clara a evitar ciertas cosas.
(…) ¿Hay algo que dé más ánimos a un aprendiz de escritor que darse cuenta de que lo que escribe, se mire como se mire, es superior a lo que han escrito otros cobrando?”.

4. Apaga La TV.


“Leer toma su tiempo y el pezón de cristal te roba demasiado. Una vez destetada del ansia efímera de tele, la mayoría descubrirá que leer significa pasar un buen rato. (…) La desconexión de la caja-loro es una buena manera de mejorar la calidad de vida, no solo la de la escritura. Además, ¿de cuánto sacrificio hablamos?”

5. El Talento.


“Cuando descubres que estás dotado para algo, lo haces hasta sangrarte los dedos o tener los ojos a punto de caerse de las órbitas. No porque siempre te juegas el todo por el todo; porque tú, creador, te sientes feliz. Quizá hasta en éxtasis. El programa agotador por el que abogo (de cuatro a seis horas diarias toda la semana) solo lo parecerá si son actividades que ni te gustan ni responden a ningún talento tuyo. De hecho, puede que ya esté siguiendo uno parecido”.

6. La Rutina.


“Dedico las mañanas a lo nuevo, la novela o cuento que tenga entre manos, y las tardes a la siesta y la correspondencia. La noche pertenece a la lectura y la familia y revisiones urgentes. Por lo general, la escritura se concentra en las mañanas. Cuando he empezado un proyecto no paro y solo bajo el ritmo si es imprescindible. Si no escribo a diario empiezan a ponérseme rancios los personajes, con el resultado de que ya no parecen gente real sino eso, personajes. Empieza a oxidarse el filo narrativo del escritor (…), empiezas a tener la sensación de que trabajas, sensación que para la mayoría de los escritores es el beso de la muerte”.

7. Marcarse Retos.


“Me gusta hacer diez páginas al día, es decir, dos mil palabras. En tres meses son 180.000 palabras, que para un libro no está mal”.

8. Ambiente Para La Creatividad.


“La mejor ayuda para una producción regular es un ambiente sereno. Hasta al escritor de naturaleza más productiva le costará trabajar en un entorno donde los sustos y las distracciones sean la norma”.

9. La Importancia Cultivar La Salud y La Familia.


“La combinación de un cuerpo sano y una relación estable con una mujer independiente que no le aguanta chorradas ni a mí ni a nadie ha garantizado la continuidad de mi vida laboral. Creo que también es cierto lo contrario: escribir y disfrutar con ello ha garantizado la estabilidad de mi salud y mi vida familiar”.

10. Distracciones.


“Conviene dentro de lo posible que en el despacho no haya teléfono, y menos televisión o videojuegos para perder el tiempo. Yo trabajo con la música a tope, pero solo porque es otra manera de cerrar la puerta. Me rodea, aislándome del mundo. Escribir es crearse un mundo propio”.

11. Tópicos.


“Cuando un símil o metáfora no funciona, el resultado puede ser cómico o penoso. El símil zen es una trampa del lenguaje figurado pero no la única. La más habitual (y repito que caer en ella suele deberse a falta de lectura) es el empleo de símiles, metáforas e imágenes que caen dentro del tópico. “Era hermosa como un sol”, “Bob luchaba como un tigre”. No me hagas perder el tiempo (ni el de nadie) con recursos tan manidos. Quedarás como un vago o un ignorante. Ninguno de los dos calificativos será beneficioso para tu prestigio de escritor”.

12. La Unidad Básica De La Escritura.


“Yo soy del parecer de que la unidad básica de la escritura es el párrafo, no la frase. Es de donde arranca la coherencia y donde las palabras tienen la oportunidad de ser algo más que meras palabras. La aceleración”.

13. Escribe Para Una Persona.


“¿Pesan lo mismo todas las opiniones? Para mí, no. Al final, a quien hago más caso es a Tabby (su mujer), porque es la persona para quien escribo, a la que quiero seducir. Si escribes para una persona en concreto aparte de para ti mismo, te aconsejo que te fijes mucho en su opinión. (…) No puedes dejar que participe todo el mundo en tu relato, pero sí la gente más importante. No solo es posible, sino aconsejable”.

14. Sobre borrar.


“Todos los relatos y novelas, en mayor o menor medida, son plegables. Si no puedes Borrar el diez por ciento y conservar lo esencial de la historia y el ambiente, es que no te esfuerzas bastante. El efecto de una poda sensata es inmediato, y a menudo asombroso: un Viagra literario”.

15. No Escribas Por Dinero.


“No niego que mis libros me hayan dado mucha pasta, pero nunca he escrito ni una sola palabra pensando en que me la pagarían. A veces he escrito para hacerle un favor a un amigo, pero no se puede definir de ninguna manera peor que como una especie de trueque rudimentario. Siempre he escrito porque me llenaba. Puede que sirviera para pagar la hipoteca y los estudios. Yo he escrito porque me hacía vibrar. Por el simple gozo de hacerlo”.

16. No esperes a las musas.


“Todos los aspirantes a escritores que conocí en la universidad estaban convencidos de que solo se escribía bien de manera espontánea, en un estado de arrebato que era un pecado desaprovechar. El constructor de la “escalera a las estrellas” soñada no podía limitarse a andar por el suelo con un martillo. (…) Los aspirantes a poetas vivían en un mundo brumoso con resabios de Tolkien, cazando poemas en el éter. Era una opinión bastante unánime: el arte de verdad procedía de… ¡del más allá! Los escritores eran taquígrafos bienaventurados que obedecían al dictado divino. Escribir poesía (o cuentos o ensayo) tiene tanto que ver con fregar suelos como con los episodios míticos de revelación”.



Gracias por leer hasta el final. 

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