sábado, 10 de mayo de 2014

Consejos de Escritura Creativa Para Principiantes #5.



Hay un error de principiantes en la escritura creativa que debemos erradicar a la mayor brevedad posible. Hablo de confundir el narrador de la historia, con el escritor de la historia.

Quizá por instinto natural en nuestros primeros relatos el narrador, el protagonista y hasta el antagonista son representaciones de nuestra personalidad. Creemos que los pensamientos, las acciones y los diálogos de nuestros personajes equivalen a nuestros pensamientos, acciones y diálogos.

No estoy diciendo que esta tendencia esté del todo mal, porque una parte de la escritura creativa se fundamente en los conocimientos que tenemos del mundo, y en teoría lo que mejor conocemos son nuestros propios pensamientos, así que evitar que nuestra personalidad aparezca por todas partes es casi inevitable, el problema (porque siempre hay un problema) es que no aprendamos a desligar el narrador de una historia del que escribe una historia.

La importancia de desligar al que narra del que escribe, es que el escritor es una persona relativamente limitada en cuanto a pensamientos, gustos, emociones, conocimientos, valoraciones, vivencias, etc. Por el contrario un narrador ya sea en primera o tercera persona tiene que tener visión universal de cualquier hecho, debe ser una especie de dios que lo ve todo: lo bueno y lo malo, y sin embargo no interviene a favor ni en contra de nadie, sólo se limita a contar la historia.

En consecuencia el narrador debe ser dual, que pueda contar todo lo que ocurre sin interferir con sus juicios de valor, sin limitarse con opiniones en contra o a favor de lo que pasa en el relato, sin la limitante de querer cambiar los acontecimientos. Cosa que si pasa con el escritor. 


Tiene que quedar claro que no separar al escritor del narrador provocará interferencias en nuestras historias haciéndolas artificiosas.

Por ejemplo, si narramos la historia de un hombre que abusa sexualmente de una adolescente. Por supuesto que como escritores  no concebimos como otro ser humano puede disfrutar de esa clase de aberraciones, no obstante como narradores, dependiendo del enfoque que le estemos dando a la historia, sólo tenemos que contar los hechos; de tal manera que si es necesario narrar como el violador disfruta con los gritos de su víctima, se narra y punto, así no estemos de acuerdo con los hechos. 

Sé que en parte tememos lo que piensen nuestros lectores. Creemos que los que se tropiecen con nuestras líneas nos juzgarán basados en lo que cuente el narrador. Suponemos que si los demás leen nuestra descripción de un asesinato pensarán que en el fondo nosotros queremos hacer algo semejante. Pero no es así. Como lectores estamos programados para separar el narrador del escritor. Acaso creemos, por citar solo un ejemplo,  que el escritor Alessandro Baricco era un asesino demencial, porque el narrador de la novela Sin sangre nos cuenta con lujo de detalles el asesinato de un hombre y de su hijo. Pues no, sabemos que eso pertenece a otra realidad. 


Podemos finalizar diciendo que el escritor sólo es una especie de puente entre la historia y el que la narra, entre menos intervengamos ésta será más natural y fluida. Así que lo mejor sería silenciar nuestros pensamientos, gustos, sentimientos, creencias y demás limitantes, para poder  escuchar lo que cada historia quiere contarnos.


Gracias por leer hasta el final.  

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